¿Qué me decís del lenguaje del innovador?
¿Compartís lo que afirma de los exámenes?
¿Compartís lo que afirma de los exámenes?
El
experto en innovación educativa, asesor del Gobierno británico, afirma que las
escuelas se centran demasiado en lo académico y es crítico con los exámenes y
los deberes.
Sale
al escenario a insuflar ánimos. Y Richard Gerver (Londres, 1969) logra arrancar
carcajadas en una sala donde centenares de profesores siguen sus charlas sobre innovación educativa.
Doctor en Educación por la Universidad de Derby, escritor y asesor en temas de
educación del Gobierno británico, este profesor saltó del aula al
reconocimiento internacional por su trabajo como director de un colegio donde
aplicó un exitoso plan para motivar a alumnos y docentes y combatió el alto
índice de fracaso escolar. Es discípulo de Ken Robinson,
uno de los pensadores educativos más solicitados. Como él, Gerver defiende que
las escuelas se han centrado demasiado en lo académico y están reaccionando
“con excesiva lentitud ante los cambios del mundo”. Recientemente estuvo en
Zaragoza en una convención
sobre innovación educativa organizada por el Gobierno de Aragón,
donde se realizó esta entrevista.
Pregunta. Si
fuera ministro de Educación, ¿por dónde empezaría?
Respuesta. Hay
que aprender qué necesitan nuestros chicos para convertirse en seres humanos de
éxito. Conversaría con educadores, empresarios, padres, estudiantes...
Trabajaríamos para diseñar un sistema educativo acorde.
P.
¿Los políticos no hacen eso tan sencillo que usted propugna?
R. No,
porque siempre viven en el corto plazo, para ganar las siguientes elecciones. Y
muchos padres, aunque quieren lo mejor para sus hijos, creen que esto consiste
en la misma receta que ellos recibieron. Pero el mundo ha cambiado. Lo que
valía hace 20 años ya no vale.
P.
¿Hay países que lo estén haciendo?
R. Los
más jóvenes. En parte de América Latina, por ejemplo Colombia. Parte de Asia
también. Hasta China se ha dado cuenta de que el sistema tradicional no
funciona para el futuro. Y los países escandinavos, por supuesto.
P.
¿Qué es innovar en la escuela?
R.
Necesitamos un sistema educativo que siempre cuestione sus procesos. Innovar
sugiere un gran momento de transformación, pero no puede hacerse demasiado
rápido.
P. A
veces se propugnan cambios sin suficiente evidencia científica.
R.
Trabajar en el desarrollo del ser humano es algo complejo. Por un lado, no
podemos esperar a tener un 100% de evidencia antes de cambiar algo pero, por
otro, hay demasiadas modas pasajeras en educación. Muchas ideas que suenan
fantásticas no promueven cambios. Tenemos que ser capaces de generar nuevas
ideas y ponerlas a prueba.
P.
¿Puede la tecnología sustituir a los libros de texto?
R. El
problema es cómo los usamos. Si los profesores solo siguen el libro, se están
perdiendo el elemento personal. Si todo lo que hacemos es cambiar los libros
por tecnología y usarla del mismo modo se trata simplemente de otra forma de
cometer el mismo error.
P.
¿Qué papel cree que deben jugar los
exámenes?
R. En
España o Inglaterra son la razón de ser de la escuela. Esto tiene que parar. La
educación no va de aprobar exámenes, sino de desarrollar a los jóvenes para que
tengan éxito.
P.
¿Cómo medir entonces el progreso de los alumnos?
R. Los
profesores no necesitan los exámenes para eso. Seamos serios. Están evaluando a
sus alumnos todo el tiempo. Los exámenes existen porque les gustan a los
políticos y los piden los padres. Pero, en realidad, como herramienta,
obstaculizan la educación, no la mejoran. La OCDE señala que los países con
sistemas que se centran en exámenes son en los que los chicos tienen más
dificultades para encontrar un trabajo. Esto se debe a que la educación no está
enfocada a su desarrollo, sino a prepararlos para un examen.
P. En
España es recurrente también el debate sobre
los deberes.
R. La
primera pregunta es para qué ponemos a los niños a hacer deberes. Los deberes
tradicionales suponen normalmente tenerlos sentados en una mesa haciendo
ejercicios durante dos o tres horas. No hay evidencia que indique que los
deberes tradicionales supongan una diferencia en la educación de los niños.
¿Son realmente un valor o es algo que hacemos porque siempre lo hicimos?
P.
¿Considera que no tienen sitio en la educación?
R. No,
lo que digo es que me gustaría ver deberes de otro tipo, que se permita a los
chicos investigar cosas que les interesan. Hay gente que piensa que la escuela
es como una versión del purgatorio. La infancia debería ser mágica y excitante.
Los niños nacen aprendiendo, son curiosos. Y conforme se van haciendo mayores
son cada vez menos entusiastas. Tenemos que preguntarnos por qué pasa esto y
dejar de culpar a los niños. No puede ser que todo siga igual solo porque
nosotros nos aburriésemos en la escuela.
P. Los
adultos se aburren a veces. ¿No cree que la escuela debería enseñar a
soportarlo?
R. No
digo que los niños tengan que estar pasándolo bien todo el tiempo. Aprender es
un trabajo duro porque tienes que retarte a ti mismo. Pero, ¿por qué tenemos
que hacer de la escuela algo tan duro durante tanto tiempo? Aún no trabajan,
son solo niños. Y lo que sí sé es que los niños felices son los que más y mejor
aprenden.
P. Hay
familias con más recursos que otras. Un alumno puede ser un apasionado de la
literatura porque ha tenido la suerte de que sus padres le hablaran de Dante,
mientras que otro no ha tenido esa ventaja en casa. ¿Los métodos innovadores
contemplan este desequilibrio?
R. Por
supuesto. La educación no solo ocurre en la escuela y no solo tiene que ver con
el conocimiento, sino con exponer a los niños a nuevas experiencias, llevarlos
a galerías de arte o al ballet… Si todo lo que haces en el colegio es enseñar
en un aula y con libros, los niños que tienen estas experiencias en casa
siempre estarán por delante de los chavales que no tienen esas oportunidades.
Parte del trabajo de los profesores es dar a estos alumnos lo que otros ya
tienen en sus casas. Si enfocas tu currículo en hechos factuales y exámenes,
los profesores no tienen tiempo de ayudar a desarrollar otras cualidades en los
niños
.
.
P.
¿Usted a qué escuela fue?
R. Fui
a una escuela privada, mis padres eran ricos. Lo interesante es que no fue mi
calidad académica la que me ayudó a tener éxito, sino mis habilidades sociales.
El hecho de tener la confianza para hablar con gente, de adaptarme a
situaciones diferentes, mi experiencia en el campo de las artes, de los
deportes, los viajes, los sitios diferentes que vi por el mundo. No es que los
niños no tengan que saber matemáticas, lengua, ciencia, historia… Pero el
sistema tradicional se centra solo en estas cosas en lugar de en el desarrollo
completo.
P.
¿Qué cambios importantes ha notado en las escuelas desde que empezó a hablar de
innovación?
R. He
visto evidencias de lo que hablo tanto en educación como en el mundo laboral.
Muchos padres españoles soñarían con que sus hijos trabajasen en Google o
Apple. Yo he trabajado con ellos y sé lo que buscan. No estoy intentando ser
liberal o revolucionario. Yo también quiero que nuestros hijos tengan la
oportunidad de crear las próximas Google y Apple.
P. ¿Y
por qué su forma de entender la educación aún no es mayoritaria?
R. Hay
muchas razones. Una, la transformación cultural no pasa rápido. La sanidad ha
cambiado a lo largo de un siglo, paso a paso. Eso no da miedo. Lo que da miedo
en educación es que aún estamos en el punto de partida y lo que vemos es la
diferencia entre donde estamos y donde queremos estar. Es duro y se necesita un
cambio masivo. Eso asusta.
P.
España lleva lustros instalada en el debate de cómo atraer a
los mejores profesores al sistema.
R. Uno
de los retos en países como España es que la educación no disfruta de un
estatus social alto. A los profesores no se les paga bien y muchos piensan que
es algo que haces si no se te dan muy bien otras tareas, aunque el dinero no es
la principal razón. La confianza es lo más importante. Y la admiración.
Necesitamos que a los profesores se les mire como a Cristiano Ronaldo o a
Messi
.
.
P.
Quienes critican la innovación educativa señalan que hay profesores, como
usted, que salen del aula para convertirse en ponentes internacionales ya no
vuelven a las clases.
R. No
hice nada como profesor o como director para convertirme en famoso. Lo hice
porque creía que era lo mejor para mis estudiantes. Cuando mi escuela fue
conocida, tuve la oportunidad de probarle a la gente que había otra manera de
hacer. El día que decidí dejarla fue el más difícil de mi vida, lloré cuando
mandé mi carta de renuncia. Antes tenía influencia sobre 30 niños. Ahora doy
conferencias por todo el mundo y puedo haber ayudado a más de un millón. Mi
argumento es que nunca dejé la escuela, ahora tengo el privilegio de influir en
un millón de alumnos. Tengo mucha suerte, pero echo de menos a mis chicos cada
día.
P.
¿Cómo educó usted a sus hijos?
R.
Fueron a la escuela pública, que es donde nosotros enseñamos [su mujer es
directora de centro]. Tienen una educación muy sólida. Mi hijo tiene 16 y la
chica, de 21, se prepara para ser maestra. Los dos tienen confianza suficiente
para perseguir sus sueños. Son muy felices.
Creo que tiene gran parte de razón: Por un lado, si la mayor parte de los servicios evolucionan cada vez más, ¿por qué la escuela sigue estancada? Parece que la gente cierra su mente hacia nuevos métodos educativos y acepta lo que conoce como lo que está bien. Por otro lado, se enfoca la enseñanza como un mero instrumento para examinar y opino que es más que eso. Desde mi punto de vista, los exámenes estarían bien si no tuviesen demasiada importancia y sirviesen para comprobar como va el alumnado, reforzar sus potenciales y ayudar a quiénes más les cuesta aprender. Pero los exámenes de ahora se utilizan más para apoyar a quienes mejores notas sacan e infravalorar a los que tienen peores notas.
ResponderEliminarCreo que pruebas de acceso a la universidad, el carnet de conducir, son claros ejemplos de como en muchas ocasiones los procesos de enseñanza aprendizaje se basan en la mera preparación del examen.
ResponderEliminarCreo que a veces ademas que la escuela es un sistema rígido al que le cuesta cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos el factor político es muy importante cada gobierno de turno intenta imponer su criterio sobre el que le precedió. Para saber si algo funciona hay que darle algo de tiempo, pero también es cierto que a la velocidad que avanza todo, se hace necesario bajo mi punto de vista una ser capaces de tomarle el pulso a la actualidad a la realidad social y adaptarla a la escuela y eso no se hace esgrimiendo viejos paradigmas el mundo esta en constante cambio y la escuela si no quiere verse avocada a su desaparición debe de adaptarse también.
ResponderEliminarEn mi opinión, gran parte de culpa del estancamiento de nuestro sistema educativo lo tienen los políticos, ya que cada vez que cambia el Gobierno, cambian la Ley de educación sin valorar las cosas buenas que han hecho los anteriores. Sí que es verdad que se está avanzando en innovación pero a paso lento. Mientras que no exista un consenso político referente a Educación no se podrá avanzar tan rápido como deberíamos.
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