¿Qué os sugiere la expresión:
los científicos no sabemos de pedagogía?
La
neurociencia debe enseñar qué pasa en el cerebro y dejar sitio a la pedagogía
para que ella explique cómo organizar los aprendizajes.
David
Bueno es un neurocientífico, profesor e investigador de la Universidad de
Barcelona, que lleva investigando 30 años sobre el funcionamiento del cerebro.
Desde hace una década ha puesto su mirada en cómo este órgano aprende, desde el
nacimiento y en su paso por el sistema educativo. Toda esta experiencia es la
que le ha dado pie a escribir el libro Neurociencia para educadores (editado por
Octaedro y la asociación Rosa Sensat. La versión en catalán la editó Rosa Sensat).
Flexibilidad
es una de las palabras clave. Para poder cambiar de camino por ejemplo a la
hora de estudiar. Otras son aprendizaje colaborativo y cooperativo, aprendizaje
basado en problemas o proyectos… Un libro pensado, sobre todo, para que
maestras y maestros, docentes, tengan un acercamiento a la forma en la que el
cerebro se construye y aprende, tomen más conciencia de la importancia de su
labor para la formación de las personas, y también para que sepan cómo,
conociéndose a sí mismas y a sí mismos, pueden mejorar su práctica en el aula.
¿Por
qué este libro?
Porque
llevo 10 años trabajando la aplicación de la neurociencia a la educación. En
neurociencia llevo 30 años. Me di cuenta de que estábamos en un momento en el
que ya teníamos suficiente conocimiento para empezar a llevarlo a un aspecto
práctico, no dejarlo solo en el laboratorio, y que además fuese útil. Tenemos un
cuerpo suficiente de conocimiento, primero, para influir en la educación y,
después, para que los pedagogos puedan afinar más todavía sus propuestas.
La
neurociencia dice el qué y la pedagogía el cómo. ¿Quieres mantener la
distancia?
Creo
que debe ser así. Una cosa es saber cómo funciona el cerebro y otra es cómo lo
aplicamos en el día a día en el aula. Los científicos no sabemos de pedagogía.
Cada uno en su sitio, con comunicación.
¿Cómo
debería ser esta comunicación?
Desde
ya los estudios de pedagogía y de formación del profesorado deberían incluir
una asignatura de neurociencia. Saber cómo funciona el órgano con el que van a
trabajar. Van a trabajar con su cerebro y para el cerebro de sus alumnos. Y
después, en encuentros, congresos, sesiones interdisciplinarias.
Dices
que los aprendizajes contextualizados impactan más sustancialmente en el
cerebro.
La
idea es que cualquier aprendizaje, para que quede bien fijado en el cerebro
necesita: 1, de las emociones; y 2, cuanto más amplias sean las conexiones que
lo mantienen mejor implantado queda y con más eficiencia se puede usar.
El
aprendizaje contextualizado, como incorpora el contexto, lo que hace es obligar
al cerebro a hacer más conexiones hacia otros sitios, con lo que favorece estos
aprendizajes. El aprendizaje cooperativo tiene como ventaja que, como se
hace en grupo, en sociedad (no todo es en grupo, eh, hay que entenderlo bien)
activa más el cerebro, todo él. Esto favorece redes neurales más amplias.
La
necesidad de aceptación influye en el aprendizaje…
¿Por
qué los docentes deben conocer cómo funciona su cerebro?
Si
conoces cómo funcionas tú, es más fácil empatizar con los demás. Pero además es
una de las maneras de comunicar, de enseñar aptitudes es mediante el
ejemplo. Puedes explicar cómo sumar o multiplicar, pero ¿cómo enseñas a
estar atento? Con el ejemplo.
Me
gusta decir que si un profesor entra en el aula con motivación automáticamente
motiva. No es la panacea, pero es una pequeña semilla de motivación. Si el
docente se conoce a sí mismo, si reconoce cuándo no está motivado y encuentra
la forma de motivarse, no solo se ayuda a él, ayuda a sus alumnos.
Cuál
es el papel de la motivación en el aprendizaje?
La
motivación es solo más energía para el cerebro, nada más que esto. Más oxígeno
y más glucosa, lo que significa que el cerebro puede funcionar con más
eficiencia y más rato sin cansarse. Además activa los circuitos de recompensa.
Lo que hace que te sientas a gusto con lo que estás haciendo. Ya no estudias
solo por obligación, sino porque te lo pasas razonablemente bien.
¿Se
puede trabajar esa motivación?
Hay
que trabajarla. En los niños pequeños surge sola, cualquier cosa es nueva y
entusiasma. Los adolescentes deben aprender a auto provocársela; los adultos
somos capaces de automotivarnos por algo que nos interesa o queremos hacer. Tal
vez, la edad más difícil es en medio. No controlan la automotivación y la vida
ya no es nueva. Ahí es donde el profesor, con su ejemplo, es clave.
¿Hay
relación entre el abandono temprano y la motivación? Desde la sociología se
habla de desenganche.
Es
lo mismo que el apagón emocional.
¿Por
qué se produce?
Cuando
no encuentras sentido a lo que estás haciendo, y además te supone una carga
emocional, de miedo a suspender, a que me riñan… Nadie enseña con miedo, nadie
asusta a sus alumnos, pero el miedo es sutil. Eso no significa que no se pueda
suspender a la gente. Pero un suspenso visto como un fracaso genera miedo,
inseguridad. Visto como no lo he hecho bien pero lo podré hacer mejor…
incrementa la confianza, el truco está ahí.
Hay
cosas que memorizas, como la lista de los Reyes Godos o las tablas de
multiplicar. Pero también hablas en el libro de que hacen falta estrategias
diferentes. Repetir sí, pero…
Por
eso siguen siendo tan necesarios los pedagogos. Yo, desde la neurociencia puedo
decir que la repeticiones siempre iguales frustran al cerebro. Explicar las
tablas de multiplicar más que 4 por 4 son 16 no tienen ningún sentido para el
cerebro. ¿Qué estrategias usas? Tienen que hablar los pedagogos.
Escribes
que la letra con sangre entra. Las emociones, sean las que sean, son necesarias
para el aprendizaje.
Excepto
el miedo excesivo, que bloquea. Las emociones en general ayudan; lo que pasa es
que el resultado es muy distinto. Usar el miedo genera cerebros que no van a
ser transformadores. Porque transformar significa cambiar, y cambiar significa
aprender, y aprender significa miedo. En cambio, usar la alegría, la
confianza, y la sorpresa genera cerebros, personas, que afrontan los retos con
alegría, valga la redundancia.
Ante
quien te diga que los docentes solo son transmisores de conocimiento, de
instrucción…
Bueno,
es una parte, pero no la única. El profesor no solo debe transmitir
conocimiento, también procedimientos, emociones, actitudes ante el aprendizaje…
Eso que está tan de moda de aprender a aprender, eso lo transmite el profesor.
Un
docente que no cambia, que no innova, transmite a los alumnos que lo que
aprendan hoy, no lo cambias jamás. El que innova, el que se equivoca y
rectifica, transmite que lo importante no es tanto lo que aprendes hoy como la
capacidad de ir cambiando según las necesidades te lo exijan.
¿Tiene
sentido que haya asignaturas o el conocimiento debería ser más difuso?
Yo
creo que hasta 4º de primaria debería ser más difuso. Seguro. Después,
clasificarlo por materias tiene su utilidad organizativa… pero no en el aula.
Hasta 4º puedes hacer un currículum completamente transversal. A partir de ahí
es más difícil. En el aula, hacer compartimentos estancos no es la mejor
manera.
¿Cuál
sería la mejor manera?
Bueno,
colaborando los profesores entre sí. ¿por qué no hacer una clase de matemáticas
junto al profesor de lengua? El problema es organizativo, de centro, pero no
cerebral, ni pedagógico.
La
idea no es hacer una especie de popurrí de materias tanto como dejar espacios…
Hacer
un popurri de materias es mucho más exigente, significa trabajar por
proyectos, y esto significa mucha más colaboración. Aunque sería lo
ideal. La forma fácil de hacerlo es: montamos un proyecto entre todos los
profesores y en mi clase de mates hago la parte matemática… es mejor eso que
nada, pero lo ideal sería, que juntamos mates y lengua y luego, lengua y
ciencias… y después historia y no sé qué
.
¿Tiene
sentido trabajar con libros de texto?
Sí,
tiene sentido trabajar con libros, trabajar sin libros, trabajar con tecnología
digital .Cada segmento tiene su momento. Lo que no tiene sentido es trabajar
solo son tecnología digital o solo con apuntes. Lo ideal es combinar.
Sabemos
que cuanto más abierto sea el aprendizaje, más conexiones conseguimos.
¿Cómo
debería ser, o podría ser?
El
ordenador o la tableta son para salir al mundo, para estar conectado con
material que ha de ser interactivo, no un libro cerrado. Un material con el que
puedas hacer relaciones a otras cosas. Y lo que te facilita es, por ejemplo,
buscar el significado de una palabra o buscar un personaje.
Volviendo
a la lectura. Sobre las ventanas de aprendizaje. Cada vez hay más presión para
que los niños de infantil salgan sabiendo leer. Esto genera estrés.
De
hecho la ventana para aprender a leer es muy amplia y depende de cada persona.
Cada cerebro madura a un ritmo ligeramente diferente. Hay alumnos que con 4,
incluso con 3 años pueden aprender a leer, no son muchos; y otros que hasta los
7 no lo hacen; su cerebro no ha madurado. No van a aprender, es como pedirle a
alguien que no es fondista que haga una maratón. No la terminará. Forzándolos,
lo único que consigues es que lo asocie a la incomodidad, al miedo, al me
obligan a hacer algo y no sé por dónde empezar, yo no puedo…
Creo
que lo importante no es tanto marcar una edad, sino flexibilizar, darles la
oportunidad de empezar a leer. Se ve con cierta facilidad: pones un libro con
dibujos y letras y primero solo miran dibujos, las letras como si no existiesen.
En el momento en el que detectas que su ojos empiezan a seguir las líneas de
las letras es que su cerebro está empezando a madurar; aprovechas.
¿Habría
que alargar infantil hasta los 7 o los 8 años?
Sería
una posibilidad, separar infantil hasta los 7, hasta 2º de primaria; la
primaria desde 3º hasta 2º de ESO. Son muy niños en los primeros años de la ESO
y les toca ir con chavales de 18 años. No veo por qué uno de 5º o 6º de
primaria no puede ir con uno de 1º de ESO. Más ya no.
Esto
no quiere decir que la obligatoria tuviese que terminar con los 14, como era
antes. A los 16, pero en esta última etapa, que comprendería 3º y 4º de ESO y
1º y 2º de Bachillerato, los dos primeros deberían ser obligatorios. Con
itinerarios o no, no lo sé… El antiguo ministro propuso un itinerario para los
que no hacían bachillerato… bueno, si eso les permite aprender más, no lo veo
mal. Pero no por sistema.
¿No
son buenos los itinerarios?
No
por sistema en el sentido de que tomar un itinerario u otro no te condicione.
Este es el problema. Puedes plantear dos itinerarios, pero que haya
constantemente puentes y que puedas cambiar. Esto hay centros que lo hacen, por
ejemplo, con el inglés. Hacen dos grupos según los niveles y cada trimestre,
según los resultados, se puede cambiar.
Pensando
en el aprendizaje colaborativo y cómo los que saben más ayudan a los que saben
menos. ¿funciona para el aprendizaje de idiomas?
Tal
vez en algunos momentos separar a los alumnos por nivel pueda ser útil, no por
sistema. Si los tienes todos juntos, los que saben más pueden ayudar a los que
saben menos. Y al mismo tiempo ellos aprenden. Mucha gente piensa que si los
que más saben ayudan, desaprovechan ese rato, pero no. Cuando tú explicas algo,
aprendes más que cuando te lo explican a ti.
Eso
parece que empieza a entrar en el sistema, frente a la separación por niveles.
Lo
que realmente creo es que no se puede ser tajante: o separamos por niveles o
todos juntos. No. seamos flexibles. Si yo tengo que explicar el tiro parabólico
y sé que hay un grupo de alumnos que no me van a seguir para nada, ¿para qué
tengo que torturarles con esto? Que hagan otra cosa, a su nivel. Que después
viene otra cosa y puedo montarme una práctica con lo que sea, pues puedo juntar
el grupo. El problema es organizativo, no es conceptual…
Un
dato del libro: una neurona conectada con 10.000.
Eso
es impresionante.
Respondiendo a la pregunta de ¿Qué os sugiere la expresión: los científicos no sabemos de pedagogía?
ResponderEliminarTengo que decir, que David Bueno quería dejarnos claro que, aunque sepa mucho del funcionamiento del cerebro, él no se ve capaz como para poder crear actividades o metodologías que puedan favorecer al aprendizaje.
Un comentario, que deja mucho que desear, ya que, a lo largo de toda la entrevista, ha ido comentando cambios que el ve necesarios, para lograr un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje.
Volvemos a lo mismo de siempre, si no es más que evidente que el sistema de enseñanza tiene fugas y fallos por todas partes. Tenemos de base algo que funcionó hace mucho tiempo. Pues ya que ahora, gracias a las nuevas tecnologías, las investigaciones y de gente que por su propia voluntad han hecho el gran esfuerzo de intentar romper esas reglas establecidas e interiorizadas por todos.
¿Por qué no se toma en cuenta, para verdaderamente, hacer un cambio? Está claro que un cambio supone muchas cosas. Pero el tener miedo al cambio, no hace ningún favor a nadie. Y no es cierto eso que se dice que: ¿haciendo y deshaciendo es donde verdaderamente se aprende?
La pregunta me sugiere, que él sólo estudia los procesos de funcionamiento del cerebro y desconoce las metodologías de aprendizaje que se utilizan en la escuela.
ResponderEliminarPor otro lado, me gusta mucho la manera en que habla de la "neuroeducación", ya que no lo pone como un mejor sustituto a lo que ya existe, si no como un complemento que puede ayudar a mejorar los existente. Hago esta reflexión, porque en los últimos años se ha impuesto la moda de añadir el prefijo "neuro" a un montón de disciplinas, intentando otorgarles un estatus de mayor autoridad y mejores disciplinas que sus predecesoras.